Tengo la bronca de la vida. Estoy cansadísima de que me obliguen (sí, obliguen) a hacer mil y una cosas que la verdad ni me interesa hacer... Solo para convertirme en el modelo de persona que todos desean.
Me sulfura tener que callarme la boca, hasta me revienta tener que moverme ¿Por qué no se dan cuenta de que lo único que quiero es quedarme en mi casa, panza para arriba, tirada en la cama y escuchando esas cancioncitas que me encantan y me dan ganas de llorar y reír al mismo tiempo?
Hay veces, últimamente muy seguido, que no me importa nadie mas, y no consigo sentirme culplable porque sé que cada uno de ellos a su manera se lo merece. No es venganza ¿sabés? se llama justicia más que nada.
Me re molesta cuando tocan la puerta, porque sé que no es quien yo espero.
Me enerva hasta la coronilla sentirte cerca cuando sé que estás demasiado lejos.
La desconcentración me pudre y creo que tengo solo rencor dentro mío.
Necesito tus manos y tus abrazos, creo que vendería mi alma con tal de que me abraces hasta que me duerma... Que me acaricies y me beses, o solamente me observes. Con solo sentir que estás a mi lado y que finalmente sos vos, no me importaría sufrir de insomnio durante las siguientes décadas.
Cuando uno se pone a escuchar cosas obscuras generalmente obtiene lo mismo de su propio ser ¿Habrá alguna manera de que todo esto me lleve a encontrar lo que pensé jamas estuvo allí?
Son infinitas cosas que se que nadie comprende, y eso me alegra tanto que podría saltar de felicidad en este preciso momento, pero no lo haré porque creo que necesito escupirlas de mi mente.
Todo el mundo hablando de libertad, esa libertad que tanto ansían. Se ve, se nota, que todos somos presos de nuestro propio infierno.
No hay manera de salir, solo de decorarlo para que luzca más bello, más acogedor. Llega un momento en que te acostumbras, e incluso llegas a pensar que sos libre. Pero nunca estuviste tan lejos de serlo... Ahí sentado en tu propia pereza. Crees que transformando las cosas las vas a cambiar, crees que tu perspicacia va a ser la llave de tu celda, la que te ayude a alcanzar esa bendita libertad.
Dejame sola por el amor ...
No me da miedo seguir viviendo, me da miedo el cómo. Luego se suman el cuándo, el por qué, y a mí me invade una sed ¿impetuosa?
¿Algún día me saciaré?
¿En qué estabas pensando?
Yo nunca tendré suficiente.
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